Hace unos diez años, nos vomitaron otra obra maestra de Hollywood llamada V de Venganza, basada (muy a la leve) en la historieta del mismo nombre. La película cuenta la historia de un revolucionario que fue torturado y abusado, y ahora osa desafiar al partido fascista que gobierna al Reino Unido con un puño de hierro y encarcela a miembros de la oposición y a otros “no deseados” indiscriminadamente.

Gran Bretaña en las próximas horas está al borde de recuperar, o perder, ese je-ne-sais-quoi que desde los días en que Enrique VIII le dio las espaldas al continente, le han brindado fortitud, poderío, y un imperio mundial. Durante la votación sobre el referendo, la nación estará reviviendo las luchas de Gravelinas, Trafalgar y la Batalla de Inglaterra. Es una vez más, la oportunidad para que el Reino se independice y pueda restaurar cordura y tradición, o que finalmente ceda y sucumba ante la peor encarnación del proyecto pan-Europeo; una que dista mucho de la antigua Cristiandad, y aún del Orden Napoleónico, y que no hace más que servir a los intereses de plutócratas, burócratas, e izquierdistas, y más aún, amenaza con acabar con los pueblos Europeos.
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