Hoy, tuve
una experiencia bastante interesante. Habiendo salido con compañeros de
trabajo, surgió el tema del “odio” contra un negocio en particular, por sus
supuesta “manera de hacer las cosas.” Mientras escuchaba pacientemente como el
individuo que empezó con el tema enumeraba sus quejas sinceras, no pude evitar
notar la pasión evidente tras sus palabras. Lo que decía lo decía con convicción.
Pero, cuando ya terminaba, no pude evitar preguntar si pensaría que las cosas serían
mejor si el negocio en cuestión desapareciera del todo. La respuesta no fue tan
clara como las acusaciones previas.
Pero en ese
entonces, otra compañera intervino; alguien quien valoro mucho como persona y
como compañera de trabajo, pero cuya opinión con respeto a la realidad no podría
discrepar más de la su anfitrión. El punto que mencionó, era que este negocio, además
de todas las faltas que el primer individuo le atribuía, también estaba
involucrado en la política. Entonces, vi mi oportunidad.
“¡Por supuesto!”
contesté. “¿Qué esperas de un sistema en el cual el que
tiene más plata, o mete más bulla, toma las decisiones?”
“¿Pero, que es
lo que preferirías?” me preguntó.
“Una monarquía,”
repliqué.
Lo que vino
después fue algo que ya he encontrado varias veces lidiando con los defensores inertes
del republicanismo. “¡Pero solo tendrías a un cojudo a cargo!” me
dijo. “¿Cómo ahora?” pregunté. “¡Pero es distinto!” me contestó. “¡Todos eran siervos!”
“Me parece
que tienes una opinión prejuiciosa sobre lo que es una monarquía,” dije. “¿Sabes que hubo monarquías en todo el mundo hasta hace doscientos
años, y que no todas fueron feudales, no?”
“Es que no
lo estás viendo bien.”
En ese
momento, el primer compañero, deseoso de evitar una paliza, interrumpió. “¡Cada uno
tiene diez segundos para terminar!” dijo.
“Es un
hecho,” continué, ‘que los genocidios y guerras más troces, junto con la mayor
cantidad de gente viviendo en pobreza, han ocurrido durante gobiernos elegidos
por “la voluntad de los pueblos.”’
“Es que no
lo estás viendo bien,” me dijo nuevamente. Y ahí termino el tema.
Me parece
que, hay algunos individuos (especialmente izquierdistas) que no pueden
soportar la realidad y los hechos basados en la historia. Han sido tan indoctrinados
para pelearse con “la derecha politica” que cuando la opción de una monarquía
se les presenta (y es apoyada con evidencia) se desesperan y se trauman.
La conversación
de esta noche me inspiró a retomar este blog, y crear una sección (que ya
viene) tratando sobre los argumentos básicos en contra del republicanismo,
basados en mi experiencia.
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